MANUEL BOIX

 

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APROXIMACIONES A LA OBRA DE MANUEL BOIX (1991-2003)

 

 

 

 

 

Monument-font de la Pla�a de la Cort, a Albalat de la Ribera (detalls). 1995.

 

icent J. Escartí

A manera de apéndice: la ocupación del espacio urbano

Si hasta este punto he hablado de lo que he podido agrupar en torno a diversas exposiciones o ejes temáticos fácilmente identificables, la verdad es que la actividad de Boix no ha sido únicamente ésta que yo ahora he ofrecido, ni mucho menos. De hecho, los espacios de creación de Boix transcienden el campo meramente puntual, anecdótico y circunstancial del acontecimiento que podemos calificar de “muestra” o exposición. La creación de Boix es continuada, y son numerosas las pinturas que va generando, en el intermedio, entre una exposición y otra, y que habrá que tener en cuenta para futuras aportaciones al estudio de la obra de Boix, ya que en aquellos lienzos a menudo hay una interpretación diversa de los mismos motivos que encontraremos en las exposiciones, o unas variantes de temas ya trabajados por él o, a veces, los ensayos de lo que será un nuevo camino suyo o tema. En cualquier caso, las interrelaciones entre la obra que podríamos calificar de “suelta” y aquella otra que aparece a la vista del espectador en grupos o bajo la especie de exposición, es toda otra línea en la cual no entraré, pero que quería, por lo menos, apuntar aquí.

Monumento-fuente de la Plaza de la Cort, en Albalat de la Ribera (detalles). 1995.
Monumento-fuente de la Plaza de la Cort, en Albalat de la Ribera (detalles). 1995.
Barro cocido y bronce. 470 x 400 cm.

De una naturaleza semejante podríamos calificar su obra destinada a los espacios públicos. Pero, sólo “semejante”. De hecho, las diferencias son bien marcadas, y es por eso que el tratamiento que le otorgo es también diverso. En este sentido, mientras la producción pictórica continuada acaba mayoritariamente en espacios íntimos o privados —hasta incluso en organismos públicos, por ejemplo—, las intervenciones de Boix en espacios ciudadanos tiene un carácter absolutamente público y, por tanto, su obra pasa a permanecer, así, en una especie de exposición permanente, a la vista de unos espectadores continuados, talmente como si se tratase de cualquier muestra en una sala de arte o galería.

 
Monumento-fuente de la Plaza de la Cort, en Albalat de la Ribera (detalles). 1995.
Monumento-fuente de la Plaza de la Cort, en Albalat de la Ribera (detalles). 1995.
Monumento-fuente de la Plaza de la Cort, en Albalat de la Ribera (detalles). 1995.

onumento-fuente de la Plaza de la Cort, en Albalat de la Ribera (detalles). 1995.
Barro cocido y bronce. 470 x 400 cm.

Narcís, en la calle de Cavallers de Castelló de la Plana. 1992.

Es por eso que conviene ahora citar, aunque sea de paso, dos de los proyectos de urbanización en los que interviene Manuel Boix. Ambos se llevan a cabo en 1994 y en la ciudad de Gandia, dentro de una campaña de remodelación urbanística de una ciudad tan pendiente de la imagen —ya que es una ciudad turística— como es la capital de la Safor. Me refiero a la Plaça del rei en Jaume (Plaza del rey D. Jaime), cuyo diseño es de Boix, y al Parc de l’Est (Parque del Este). En estos dos escenarios, la mano de Boix se dejará sentir tanto en la concepción del espacio como en la utilización de unos “paisajes” concretos y un determinado “mobiliario”, que remite, a veces, a ámbitos que ya habían sido generados por el artista en obras suyas de ilustración, por ejemplo. No obstante, hay que decir que en ninguno de los dos sitios aparecerán esculturas de Boix, mientras que en el primero de los espacios diseñados por Boix encontramos unas esculturas de Heras, de marcado regusto infantil, y de acuerdo, pues, con el concepto de plaza-espacio de esparcimiento, con especial atención a la presencia de los niños.

Arcos, en el Palacio de Santa Bàrbara, de València. 1993.

Seqüència (Secuencia). 1992.
Seqüència (Secuencia). 1992.
Bronce. 115 x 455 x 70 cm. (Actualmente en el Edificio Bancaja de Pintor Sorolla, en Valencia).

 

Pero donde realmente Boix interviene de manera destacada, rediseñando un espacio, en parte, y creando un elemento nuevo de dimensiones considerables, que va más allá del concepto clásico de escultura, es en el Monument, de la plaza de la Corte, en Albalat de la Ribera (1995). En la plaza mayor de esta localidad de la Ribera, Boix edifica lo que podríamos calificar de “fuente” —pues es un surtidor de agua—, aunque la estructura de la cual recuerda más un espacio lúdico para niños. Construida en espiral, una estructura de obra de ladrillos se ve completada por una serie de niños de bronce que juegan, situados en diversos lugares del edificio de Boix. El conjunto, ni que decir tiene, recuerda claramente otras creaciones boixianas centradas en los niños, pero presenta como novedad en su producción el hecho que se trata de una combinación de construcción de ladrillo de barro obrado y bronce. Los niños, por otra parte, de dibujo clásico y en actitud de juego, son unas piezas claramente remarcables en la producción de Boix y recuerdan, en concepto, el mundo de los equilibristas de Otó.

Narcís (Narciso) , en la calle de Cavallers de Castelló de la Plana. 1992.
Narcís (Narciso) , en la calle de Cavallers de Castelló de la Plana. 1992.
Bronce.

Como consecuencia, en parte, de la itinerancia de la muestra El punt dins el moviment, Boix acaba por situar, entre 1993 y 1995, algunas de aquellas piezas en lugares emblemáticos valencianos. Así, encontramos el tándem
Seqüència (Secuencia) ubicado en las logias de los bajos del edificio Bancaja de Pintor Sorolla, en la ciudad de Valencia; y Boix sitúa un Narcís de bronce en la calle Caballeros, de Castellón de la Plana, mientras que el espectacular Arc Daurat (Arco Dorado) lo encontramos en el Bellveret, a los mismos pies del castillo de Xàtiva, convirtiendo aquella obra, como el propio castillo, en punto de referencia emblemática de una de las ciudades más bellas de nuestras tierras. También hay que decir que el Escorç (Escorzo), de hierro y piedra caliza, ha sido recientemente adquirido por la Universidad Politécnica de Valencia (2003).

Escorç (Escorzo). 1992.
Escorç (Escorzo). 1992.
Piedra caliza y hierro. 203 x 200 x 80 cm. (Actualmente en
la Universidad Politécnica de Valencia).

Fuera ya de estos ámbitos, y más en la línea de lo que podríamos entender como monumentos o esculturas de características más o menos “normales”, podemos hablar del Monument a González-Byass (Monumento a González-Byass), de dimensiones formidables, naturalista, y en bronce, situado justamente al lado de la antigua colegiata de Jerez de la Frontera —y actual catedral—, en Cádiz (1997), y el Sant Jordi (San Jorge), en Banyeres de Mariola (2002), que, también de proporciones colosales y con un basamento que recuerda el de los Borja de Gandia, ha sido instalado hace poco en un espacio que ha estado a cargo del arquitecto Josep Picó y donde Boix lo ha acompañado en el diseño, haciendo que la figura del santo guerrero matando al dragón —con regusto clásico y ajustado el tema épico tratado—, se recorte en el cielo de este pueblo. Y aún, dentro de las mismas coordenadas habríamos de situar el conjunto Els Borja a Gandia (Los Borja en Gandia), ubicados en un espacio privilegiado, delante de la antigua Universidad de la capital de la Safor, a pesar de que una serie de características concretas ya vistas más arriba los singularizan de forma especial.

 
Monumento a San Jorge, en Banyeres de Mariola. 2002.

Monumento a San Jorge, en Banyeres de Mariola. 2002.

Monumento a San Jorge, en Banyeres de Mariola. 2002.
Monumento a San Jorge, en Banyeres de Mariola. 2002.
Bronce. 700 x 300 cm.

Una experiencia aparte viene representada por el Monument als maulets (Momumento a los “maulets”), una escultura de bronce y hierro, de 300x370, situada en Vilareal (1998). Si la he dejado para el final es porque, al lado de la pieza El fet químic (El hecho químico), de hierro, con casi 12 metros de altura, y que se ubica en el campus de Burjassot de la Universidad de Valencia (1995), son dos de las intervenciones de Boix en espacios urbanos que seguramente destacan más por su modernidad. En la segunda, Boix genera una escultura a partir de la reproducción a gran tamaño de una molécula del ADN, y la sitúa en un espacio ajardinado y con la presencia del agua, que ayuda a rebajar el tono “científico” del objeto, convirtiéndolo, casi imperceptiblemente, en una representación hasta cierto punto poética. En el Monument als maulets, Boix se permite, si cabe, una cierta ironía: si en las planchas de hierro podemos encontrar una imagen antigua de Vila-real, quiero señalar que, paradójicamente, aquella visión de la población de la Plana proviene de un libro de Martí de Viciana, el cual vale la pena comentar que fue un encarnizado antiagermanado. Pero, más allá de la anécdota —la imagen selecta de un noble historiógrafo se convierte en símbolo y epitafio para los antiborbónicos de la Guerra de Sucesión—, lo que destaca es la magistral concepción del espacio y la perfecta integración en el entorno que ha llevado a cabo Boix en esta pieza.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Monumento a San Jorge, en Banyeres de Mariola. 2002.

El fet químic (El hecho químico), en el Campus de la Universitat de València a Burjassot. 1995.

El fet químic (El hecho químico), en el Campus de la Universitat de València a Burjassot. 1995.

El fet químic (El hecho químico), en el Campus de la Universitat de València a Burjassot. 1995.
El fet químic (El hecho químico), en el Campus de la Universitat de València a Burjassot. 1995.
Acero cortén. 1200 x 500 cm.

En cualquier caso, y a partir del brevísimo recorrido que he propuesto, por lo que se refiere a la intervención urbanística de Boix, bien a través de proyectos de diseño, bien a través de la implantación de obra escultórica en las plazas o calles, lo que quería remarcar es cómo Boix se ajusta siempre a la perfección en el entorno que redibuja o ayuda a dibujar, con sus piezas. Así, los alrededores del lugar donde Boix pone la mano no se ven alterados de manera traumática y, al mismo tiempo, su aspecto final cambia substancialmente, después de su paso. Su presencia —la de su obra— contiene una “historia”, y el objeto artístico de Boix nos transporta a una literatura, a una poética, a una estética muy concretas que, como hemos visto, siempre son plenamente personales.

El fet químic (El hecho químico) (detalle). 1995.
El fet químic (El hecho químico) (detalle). 1995.
Acero cortén. 1200 x 500 cm.

 

 

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