MANUEL BOIX

 

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APROXIMACIONES A LA OBRA DE MANUEL BOIX (1991-2003)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Construint la utopia (Construyendo la utopía) (Serie La maleta del pintor). 1987.

Cinema a Harrison (Cine en Harrison) (Serie La maleta del pintor). 1987.

 

 

icent J. Escartí

La maleta del pintor (1987-1991)

 

La maleta del pintor.

Con La maleta del pintor —una serie que por sus formatos pequeños y por su concepción parecía destinada a un papel relativamente secundario—, puede que el autor era más consciente de lo que hacía de lo que, en principio, se podía pensar. En efecto, La maleta... es una especie de instalación donde, partiendo ya de este simple hecho —Boix incorpora un objeto, pero no sólo como una cosa complementaria, sino como pieza central— podemos constatar que se estaba operando alguna transformación en la visión del mundo que quiere reflejar el pintor, el artista, en sus obras.

La creación de un microcosmos es siempre inherente a la concepción de cualquier obra: más aún, si aquella obra se ve construida a partir de fragmentos, de “piezas” que solamente todas juntas han de tener un sentido determinado. Una buena muestra son los capítulos de un libro, pongamos por caso: el autor hará la narración a partir de diferentes fragmentos de la propia historia, y cada capítulo —como cada escena dentro de un capítulo— se convierte solamente en un espacio acotado, para configurar el todo, el mundo que recoge el libro y que, en la medida que es fruto de la creación del autor, deviene microcosmos. Eso mismo lo podemos rastrear en La maleta... Pero, vayamos por partes. La maleta del pintor es una obra que se ve configurada, en primer lugar y como el mismo título indica, por una maleta—el objeto en si mismo. Pero no es una maleta al uso. No se trata de hacer una reflexión sobre la maleta del emigrante, con la evidente carga social. No se trata, tampoco, de la maleta que contiene toda clase de objetos de una historia personal o familiar y que se tiene en la recámara, olvidada. No es, ni siquiera, la maleta que se usa para hacer un viaje. La maleta —objeto— escogida por Boix es la de un prestidigitador, la de un ilusionista: la imitación de piel de leopardo con que está forrada, bien que lo indica, como también la profusión de dorados. Esta opción fantasiosa nos remitiría sin duda a la capacidad de crear, de generar mundos ilusorios que se espera del artista. Pero, todavía, hemos de comprender, a partir del dato de la misma maleta, que Boix no ha optado por cualquier otro referente ilusionista de más altos vuelos, sino que, seguramente como recuerdo del pop art y en consonancia con el espacio que ve nacer aquella obra —la Nueva York de los 80—, Boix escoge aquella maleta kitsch que, sobre todo, ejercerá la función de reclamo o señal luminosa que pide la atención del espectador.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La finestra (La ventana) (Serie La maleta del pintor). 1987.

 

Canya tendra (Rama tierna). 1987.

 

 

 

 

 

 

 

Agafant la gota (Cogiendo la gota). 1987.

Dentro de la maleta es muy diverso el número de productos que encontramos. Así, una caja de pinturas, pigmentos, algún bote con pinceles, lienzos y papeles, nos remiten rápidamente al oficio del pintor. Pero no sólo eso. Al lado de aquellos elementos que podríamos considerar básicos, primigenios para el ejercicio de la pintura, aparece ya su misma realización: el resultado del trabajo del pintor también se encuentra allí dentro, en forma de lienzos, dibujos y otras realizaciones —hasta incluso una especie de collage que aprovecha el material que forra la maleta— que son presentados como un pequeño ámbito donde el espectador se puede aproximar hasta el punto que un cartel recuerda —o sugiere, para ser más exactos— que aquellos objetos —las pinturas incluidas— se pueden tocar, están al alcance de cualquiera. El pintor, el artista, al ofrecerse de aquella manera al público, desacraliza su propia imagen —la del creador inalcanzable que se había encargado de construir determinada crítica a lo largo de la historia— y se pone en el mismo nivel del espectador, intentando establecer un diálogo.

La maleta del pintor. Instalación. 1987.
La maleta del pintor. Instalación. 1987.

Pero, si el envoltorio y el concepto podríamos decir que presenta una tendencia relativamente “popularizante”, los lienzos que contiene la maleta —y los otros que, en las diferentes exposiciones se desparramaban por las paredes de la sala, prolongando así el contenido, como por ejemplo en la muestra colectiva de la Sala Luzán, de Zaragoza, o en la realizada en la galería Tàbula, de Xàtiva, en 1991— son una selección, una cata de los temas, de los motivos que han ido acompañando al pintor desde sus orígenes o en los años anteriores a la ida a Nueva York: elementos de la naturaleza, levemente manipulados —cañas rotas, ramitas, rastros...—, algún rostro ya conocido y que forma parte de la iconografía boixiana, etc. Pero siempre en formatos muy pequeños, como si el pintor hubiese pretendido “reducir” a recuerdos íntimos —a recordatorios incluso—, su bagaje. Un “equipaje” —por volver al símil y recurso de la maleta— que pasa a ser, ahora, algo más: entre los lienzos allí recogidos hay una parte de los mundos oníricos; hay, también, la absorción de temas —especialmente arquitectónicos— de la ciudad que lo acoge y, en especial, destaca su atracción por el elemento chino —del China Town neoyorquino—, que en forma de fragmentos diversos, también se puede encontrar allí. Sin embargo, Boix no se conforma con esta recolección de temas y objetos. En La maleta del pintor todavía podemos encontrarnos con un elemento más que se vuelve clave para entender el significado último del trabajo de Boix en esta obra: la caja de pinturas que se encuentra allí —una caja realizada ex
professo— está pintada por la mano del pintor. Pero las pinturas están en la parte de dentro: la caja del pintor ha sido “decorada” con representaciones de la ciudad de Nueva York, de los famosos perfiles de la ciudad que configuran el conocido sky line y que, también en este caso, impactaron a Boix como espectador. Los materiales pictóricos —útiles, pigmentos, óleos, etc.— que se supone que debía contener aquella caja, se transforman en pintura en su materialización final —el cuadro encerrado dentro de la caja de pinturas— como muestra evidente del poder del artista, que, a partir de los materiales en estado puro llega a crear, a representar, todo un universo —que en esta ocasión ve figurado en el paisaje de la ciudad—. En todos los casos, la realización de la pintura de Boix en los lienzos, sobre el papel o dentro de la caja, es una plasmación cuidada del dibujo, tal como era habitual ya en su obra, y tal como seguirá siéndolo con los años, sin ninguna concesión a las soluciones matéricas ni abstraccionistas que, en caso de ser usadas o sugeridas, se reducen a su dibujo, como tendremos ocasión de comentar más adelante.

La maleta del pintor. Instalación. 1987.

La maleta del pintor es, pues, un objeto-instalación que, incluyendo dentro del mismo el mundo boixiano, se convierte en una especie de símbolo de unos determinados años de la trayectoria del pintor valenciano: por un lado, está la referencia obligada del pop art —en el objeto maleta en si y en la voluntad de hacer la pintura accesible al público—; por otro lado, está el mundo particular de Boix, recogido en lienzos y dibujos del interior de la maleta o de la caja misma de pinturas que se cierra. Pero, por otra parte, está el paso de la bidimensionalidad del lienzo a la tridimensionalidad del objeto, en prefiguración de lo que serían los años siguientes en que, retomando algunas ideas escultóricas iniciadas en los años setenta, sólo se plasmarían realmente a partir de los
noventa, como por ejemplo en Variant articulada del nus (Variante articulada del desnudo), Exposició de la forma i extracció (Exposición de la forma y extracción), Introducció directa de la forma (Introducción directa de la forma) o Desenllaç eròtic: Taronja color butà (Desenlace erótico: Naranja color butano), todas ellas en bronce, que tenían en parte como origen el lienzo Sèrie Agulla (Serie Aguja, 1971).

 

 

La mà, la bandera (La mano, la bandera). 1996.

 

 

Canya forçada seca (Rama forzada seca). 1986.

Llàgrima de Sant Llorenç (Lágrima de San Lorenzo). 1987.

El joc, l’aigua (El juego, el agua). 2001.

Hudson River en diumenge (Hudson River en domingo). 1987.

 

 

 


Introducció directa de la forma (Introducción directa de la forma). 1971-1995. Bronce. 10 x 10 cm.
Desenllaç eròtic: taronja color butà (Desenlace erótico: naranja color butano). 1971-1995.Bronce. 10 x 10 cm.
Variant quadriculada de nus (Variante cuadriculada de nudo). 1971-1995.Bronce 10 x 10 cm.

 

 

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